¿CONTROLAS TU NEGOCIO?

La rentabilidad mide la relación entre el beneficio obtenido y la inversión realizada, por lo tanto indica la capacidad que tiene una empresa para obtener beneficios.

Es muy interesante saber el porcentaje de rentabilidad obtenido para evaluar el desempeño.

Los gastos fijos son los necesarios para llevar a cabo la actividad y que se repiten cada cierto tiempo, por lo tanto se sabe con antelación su importe y cuándo hay que pagarlos, por ejemplo el alquiler, seguros, electricidad, agua, teléfono, impuestos (IBI), gestoría, etc.

Hay que identificarlos, tenerlos controlados e intentar optimizarlos.

¿Cuántas unidades tienes qué vender como mínimo para empezar a tener beneficios?

Conocer el volumen de ventas mínimo a partir del cuál se empieza a tener beneficios es muy importante, ya que influye en la gestión, planificación y organización, como por ejemplo la fijación de precios, la optimización de gastos fijos y variables, evaluar la viabilidad, etc.

Al momento en el que los ingresos igualan a los gastos, por lo tanto el beneficio es cero, se le conoce como Punto Muerto o Umbral de rentabilidad.

El objetivo de cualquier empresa es obtener beneficios, por lo que se debería conocer el beneficio neto obtenido y su evolución en el tiempo. Comparar el resultado de los 5 últimos ejercicios nos indica si la evolución es positiva o negativa, y las decisiones a tomar.

Así mismo, saber de donde procede es imprescindible para asegurar la viabilidad de la empresa.

Conocer la facturación y compararla con el año anterior y con la previsión permite ajustar las acciones comerciales.

La diferencia entre el precio de venta y el coste de adquisición indica el margen bruto, es decir, el valor obtenido.

Generalmente se confunde caja con beneficio, pero hay que tener en cuenta que hay gastos que no suponen un pago (amortización del inmovilizado), y pagos que no suponen un gasto.

Frecuentemente se pagan o cobran facturas a 30 o 60 días, el ingreso o gasto se produce en el momento de la compra/venta, pero el cobro/pago se retrasa.

Así pues, podemos decir que caja y resultado están relacionados, pero ¡no son lo mismo!

Puedes haber obtenido beneficio, pero no tienes el dinero y no sabes dónde está.

El Cash Flow es una herramienta con la que con un solo vistazo podemos ver a qué se ha destinado: nuevas inversiones, stock, personal, pago de préstamos, clientes pendientes de cobro, etc.

Hacienda no tiene bromas, y no poder pagar los impuestos a tiempo puede implicar graves consecuencias.

Conocer el importe que tienes que pagar de impuestos con antelación permite anticiparse a posibles tensiones de tesorería.

Tener una previsión de cobros y pagos a corto y medio plazo es crucial para garantizar la liquidez necesaria para continuar con la actividad y cumplir con las obligaciones financieras.

Es crucial para gestionar la liquidez y asegurar que puedes cumplir con las obligaciones financieras a tiempo.

De esta forma, puedes planificar mejor, evitar impagos y tomar decisiones sobre gastos e inversiones.

Conocer a los clientes que te deben es importante para asegurar a liquidez y evitar problemas de solvencia.

Además permite tomar medidas para minimizar el riesgo de morosidad y mejorar la recuperación de créditos pendientes.

Contar con el stock ideal es muy importante para garantizar la demanda sin tener costes extra de almacenamiento. Esto mejora la eficiencia operativa y aumenta la satisfacción del cliente, evitando rupturas de stock y retrasos en entregas. Por el contrario, contar con demasiado stock puede afectar a la liquidez, reducir la rentabilidad, riesgo de obsolescencia, etc.

Existe una financiación adecuada para cada tipo de operación o inversión, y su duración.

Contar con la financiación adecuada permite optimizar los costes, minimizar riesgos y evita problemas de liquidez y sobreendeudamiento.